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Las movilizaciones campesinas en el Caquet (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

El cuarto capítulo describe la forma de la negociación, y algunas de las consecuencias
elaboradas a partir de la reflexión sobre este tema. Para
nada se intenta en este capítulo plantear grandes
conclusiones; por el contrario se colocan algunos párrafos
que seguramente deberán ser constatados con mucho
más trabajo
empírico e igualmente con mayor tiempo y
recursos
suficientes.

 

Los anexos incluyen la trascripción de algunos apartes
de las entrevistas,
los mapas, estadísticas y los cuadros que sustentan
algunos planteamientos del tema de esta monografía.

*Pardinas, Felipe. Metodología y técnicas
de investigación en ciencias
sociales. Siglo Veintiuno Editores. México,
España,
Argentina, Colombia. Primera
edición. 1969. Pp. 14-15

INTRODUCCIÓN

"La eterna historia de los
países campesinos, desde Irlanda

hasta Rusia, y desde
Asia Menor
hasta Egipto es
que

en un país campesino los
campesinos existen solamente

para ser explotados. Esto ha sido así
desde los imperios asirios y persa " [1]

(Carta de
Bernstein, agosto 9, 1882)

Hace pocos días recibí como regalo una novela que lleva
por nombre: "Un campesino sin regreso", del escritor Euclides
Jaramillo. [2]En ella se calcaba como en pocas
novelas
el universo
simbólico y humano del ethos
campesino[3]colombiano. Al leerla no pude pasar
por alto reseñar algunos apartes que bien pueden contener
todo el deseo implícito de este trabajo y su deber ser,
objetivamente hablando. Por ello, y con cierto sentido de
añoranza retraté uno de sus episodios en que el
protagonista recordaba su tierra con
párrafos como este:

"…La tierra era
el eje de la vida. El objetivo de
toda actividad de sus moradores. La fuente inagotable de
bienestar, de holganza y de riqueza. Por eso desde niños
aprendimos a amarla con pasión sincera. A esa tierra negra
que nuestras manos desde muy pequeñitas escarbaban
plantando la semilla, clavando el colino, o jugando con ella en
nuestras travesuras infantiles. Tierra nuestra, tierra patria,
que se presta para todas las caricias como una amante
complaciente…"[4]

Quizá no se encontrará en este trabajo un
retrato tan idílico y poético de nuestra actualidad
rural colombiana. Mejor se tratará de narrar en estas
páginas el desenlace de un momento de la larga lucha de
los campesinos colombianos. Si por unos momentos la
narración y las descripciones se tornan algo pesimistas,
no es por la mera fascinación de los relatos en los cuales
se incluyen acercamientos a fenómenos de violencia;
sino por cuanto es deber del investigador transcribir lo
más claramente posible todo lo que aquí se ha
logrado observar. Por ello, y para hablar una vez más con
sensatez, este estudio consta de un sencillo y modesto
acercamiento a un "macro problema" sobre el cual muchos
investigadores sociales de trayectoria se han
referido.[5]

En el presente trabajo, más que hablar de un grupo de
campesinos que luchan por sus condiciones de subsistencia y de
existencia, se detallará la forma cómo las redes sociales, el universo
simbólico, sus relaciones sociales, la cultura, se
transforman en una incesante sinfonía de vida
invitándonos a no sólo ser unos buenos
sociólogos, sino también creyendo en nuestras
gentes.

Estas páginas describen los motivos y acciones que
se sustentaron en el Bajo Caguán caqueteño y que
llevaron a la movilización de cerca de 70.000 personas
para impedir las fumigaciones sobre los cultivos denominados
ilícitos. Así mismo se toman en cuenta algunos
contextos que inevitablemente sustentan las situaciones
aquí analizadas. Por ejemplo, el problema histórico
de la concentración de la tierra, la pobreza, la
violencia concentrada en el campo, la débil presencia del
Estado, que
son factores que se entrelazan en este intento por aportar
algunas ideas hacia el esclarecimiento de esta importante
acción
colectiva del campesinado caqueteño.

Con el fin de comprobar lo anterior, las estadísticas
pueden servir de amplio sustento[6]Solamente
bastaría con agregar que la situación de olvido
histórico y de secular explotación parece que se
mantuvieren inmutables. Estanislao Zuleta en uno de sus textos
escribe sobre el tema de la tierra en Colombia:

"El problema de tierras se remonta hasta el periodo
inmediato posterior a La Conquista
cuando se planteó la cuestión del trato que iba a
dársele a los indios; cuestión que definía
en última instancia el régimen agrario del
futuro…" [7]

La realidad del campesinado en Colombia y en especial de los
campesinos del Bajo Caguán caqueteño, se asoma como
testigo fiel de la eterna lista de querellas y reclamos.
Aquí aparece otro punto central en esta monografía: la de ubicar el papel jugado
por el Estado,
interpretar sus posibles acciones durante los meses del conflicto,
para realizar algunos posibles análisis finales de sus compromisos como
actor desencadenante en esta acción social.

Pero también en este estudio se tomará en cuenta
la nueva problemática vivida por los campesinos
movilizados en el escenario de la presencia de grupos de
guerrillas, de autodefensas, del crecimiento de la delincuencia
común, del narcotráfico, que entre otros factores
hacen de la explicación de los hechos una compleja labor.
Puede ser inevitable describir algunos hechos que tienen
implicaciones globales, como lo son las políticas
antidrogas, el manejo de la represión, y el nuevo orden
mundial. La inclusión de estos campesinos en ese
"nuevo orden global", aunque no lo sepan también
les incumbe y afecta. El filósofo y economista Libardo
Sarmiento demarca en estas líneas la crisis del fin
de siglo en este escenario de la
globalización:

"El siglo XX termina con la implosión social. Es el
fin de las esperanzas en el cambio social.
Las clases
sociales, las etnias, la comunidad, el
pueblo han sido reemplazados por las masas…"

[8]

CAPÍTULO I

"EL
MALESTAR"

Antecedentes y situaciones de
contexto
.

1.Recopilación de la historia de las luchas
agrarias:

Colombia, país de grandes desigualdades y
contradicciones heredadas de un desarrollo de
sus fuerzas productivas, sociales, políticas y
culturales-históricas poco equitativas, se manifiesta en
el presente como una multiformidad difícil de explicar.
Los diferentes estudios[9]por cierto algunos
bastante extensos y profundos como los textos de Gonzalo
Sánchez, Jesús Bejarano, Pierre Gilhodes, Alfredo
Molano, Orlando Fals Borda, Eduardo Umaña Luna, y otros
tantos, dan acercamientos y a la vez aportan nuevas hipótesis de trabajo que sugieren nuevos
caminos hacia esta necesidad de esclarecimiento y
comprensión a la que es llamada la Ciencia
Social en Colombia. Ni qué decir de los textos y
conferencias de Daniel Pecaut y los aportes recientes de
Francisco Thoumi, Camacho Guizado y Ricardo Vargas hacia el tema
concreto del
narcotráfico, el fenómeno insurgente y el
desplazamiento forzado.

Siguiendo con las primeras líneas de este
capítulo, y a la par con un desigual desarrollo de su
economía de acuerdo a cada región,
también se debe incluir la dificultad de integración hacia lo nacional. Algunos
autores al referirse a Colombia lo prefieren hacer como la
unión de identidades regionales y no de una sola identidad
nacional[10]

Quizá se pueda afirmar que esta
sui-géneris forma de nuestros conflictos
en lo regional[11]y su dificultad de encontrar
rápidas salidas hacia lo nacional, han conllevado a la
constante acumulación de diversos problemas sin
resolver. La forma tradicionalmente violenta de resolver nuestros
conflictos
hace que se institucionalice la presencia de quienes se defienden
y quienes atacan bajo el pretexto de defender las bases de la
sociedad. Este
es el tipo de argumento que esgrime el Estado al intervenir en la
mayoría de los casos convirtiéndose en otro agente
más de violencia.

Así las diferentes formas de la violencia en Colombia
se entrelazan, se entrometen y desatan hacia la población colombiana un creciente terror,
banalidad y hastío de la misma violencia a veces
inexplicable, imposible de narrar coherentemente. Lo más
lamentable son sus nefastos resultados en la cotidianidad del
país.[12]

Para el caso de esta violencia hacia el campesinado
colombiano, se podría tomar en cuenta el siguiente cuadro
que sustenta de entrada la marginalidad en
la que se halla este grupo social. Sin querer lanzar falsas
analogías entre pobreza y
violencia, sí es conveniente contemplar algunos indicadores
que bien pueden esclarecer el panorama de análisis.

CUADRO 1: POBLACIÓN BAJO
LÍNEA DE POBREZA POR CABECERA Y RESTO,

1972-1995

Monografias.comal campo
colombiano. Misión
Rural. Bogotá. 1998. (la palabra "resto", aquí se
interpreta como rural. N.A.)

Del cuadro anterior se deduce que la gran masa del campesinado
[de un total de 10 "560.000, en 1993], más de 7 millones
viven en situación de pobreza, es decir, el 71% de la
población. La situación en lo urbano corre similar
camino: En 1993 de los 23"596. 000 habitantes de las cabeceras
municipales, el 43% padecen la situación de pobreza. Sin
calcular que muchas de estas llamadas cabeceras municipales
pueden sostenerse por unos modos de vida y de explotación
más similares al campesinado que a lo urbano; con lo cual
las mediciones aumentarían hacia uno u otro margen.

Cuando se detallan estas cifras se evidencia que la
solución hacia una inclusión uniforme es incierta:
la pobreza cabalga entre el grueso de la población del
país. La miseria se reproduce a pesar de las constantes
iniciativas del Estado en suprimirla radicalmente. El desempleo avanza
hasta niveles de alarma general. Las clases bajas suman
más de la mitad de la población del país. Se
puede afirmar que aunque se ha llegado con toda la rimbombancia
del caso a la "modernidad", al
grueso de los habitantes nacionales solo les ha llegado la espera
y las promesas de incluirse en algunas de sus fantásticas
promesas.

Hasta aquí no se quiere dar a entender que esta sola
situación de pobreza sea suficiente para desatar las
movilizaciones o mostrar el inconformismo por sí mismas.
Pues es bien sabido que en muchas regiones de Colombia con
excesiva pobreza las protestas y muestras de inconformidad pocas
veces se han hecho sentir. Así lo confirman las zonas del
Chocó, de la Guajira, para citar solo dos casos Sin
embargo, la situación de pobreza, olvido, exclusión
social en la cual se tiene y se ha tenido
históricamente al campesinado, bien puede constituir un
buen asidero de agitación social que puede llegar en
algún momento a representar una lucha
social.[13]

Compilando algunos momentos de la manifestación de
movilización y
"violencia[14]tenemos que no en pocas
oportunidades los diferentes grupos
sociales se han manifestado organizadamente frente a
las presiones y desigualdades arriba enunciadas.

Los indígenas se levantaron contra los
españoles, los esclavos negros a su vez lo hicieron contra
sus amos; los campesinos contra sus explotadores, en una
constante manifestación de inconformismos,
rebeldías que algunas veces alcanzaron a ser
reseñadas como las grandes epopeyas de nuestra historia, y
en otras simplemente pasaron a la oralidad y hasta la mitología folklórica
nacional.[15]

Vale la pena recordar que desde la llegada del conquistador
español,
se vivieron en nuestro país procesos de
movilización y resistencia. De
esta época de la Conquista, quedaron reseñadas en
la historia las luchas de la Cacica Gaitana, el Cacique
Calarcá, El Zipa y el Zaque, que aunque engañados
por las promesas de los recién venidos, motivaron la
rebeldía y hasta los suicidios colectivos antes que ser
dominados. Desde esta época dos instituciones
sociales: el Estado y la Iglesia,
ejercerían el control de las
situaciones para aplacar estas rebeldías. Parar citar un
ejemplo, Orlando Fals Borda, escribe:

"Para la finalidad de dominio, las
instituciones políticas de los españoles
encontraron extremadamente útiles las de índole
religiosa. El proceso de
aculturación funcionaba mejor cuando ambas cooperaban…
Mientras la mano política
imponía castigos, la mano religiosa acariciaba y destacaba
la humildad y la penitencia… Este proceso avanzó hasta
tal punto que, para embarazo del
clero, los aborígenes pronto identificaron al Rey de
España con Dios…"[16]

Continuarían la resistencia de negros traídos
del África. Se
reseña tal resistencia en los palenques, con Benkos
Biojó, la lucha del negro Mina en el Valle y Cauca, entre
otros. Vendrían así mismo los Comuneros en el siglo
XVIII, que de una forma visionaria levantaron su protesta, la que
más tarde sería reencauzada por el Ejército
Libertador que daría la victoria ante la dominación
española. También se han librado procesos de
resistencia como las guerrillas del Patía en el siglo XIX,
las luchas de los primeros hombres y mujeres formadoras de la
nación
colombiana, unas veces representados en las organizaciones de
los nacientes partidos
políticos, u otras con las armas haciendo
valer sus derechos.

En uno de estos hitos, hacia el siglo XIX, la
confrontación se recrudece entre los 9 Estados Soberanos
recién creados desde la Constitución de Ríonegro (1863),
como estrategia para
dirimir las confrontaciones entre las posiciones centralistas y
federalistas.

Se destaca el sector de los Liberales Radicales, puesto que se
caracterizaron por sus posiciones a favor de apoyar una especie
de "pre-reforma
agraria". Entre los puntos que defendían se
encontraban: la titulación de baldíos ocupados por
los colonos, especialmente los abiertos por la
colonización antioqueña; incluida los
levantamientos de poblaciones y caseríos. A mediados de
1870 y 1880 las tesis del
liberalismo
representadas en las ideas "radicales" se sustentaban en la
libertad de
producción, la nula o escasa
intervención del Estado en la economía, las
posiciones anticlericales hacia la educación.
Factores que prepararon el camino para la modernización
del siglo XX. Las presiones de los Liberales Radicales
también representaron gran influencia sobre la
expulsión de los jesuitas, con
su ley de
"desamortización de bienes de
manos muertas".

Por lo tanto estas tierras fueron redistribuidas entre algunos
líderes destacados. Son innegables estos aportes ya que
potenciarán las protestas de 1920, y los futuros
movimientos de masas en los que las ideas liberales salieron a
relucir.

La guerra de los
Mil Días inaugura el pasado siglo XX, con la
confrontación de un ala "nacionalista", representado por
Uribe Uribe, que lucha contra un régimen conservador de
tipo feudal y de incipiente interés
por modernizar el país.[17]

Recibiendo el siglo XX las luchas sindicales efervecen.
María Cano, el Partido Socialista, luego Quintín
Lame; las luchas por la tierra y los sindicatos
agrarios del Tequendama, de Viotá. Paralelos a este
proceso corren las marchas campesinas del Sumapaz. Los
campesinos del sur de Antioquia, Tolima y Huila se movilizan ante
las constantes agresiones del Estado representado en sus clases
dirigentes, terratenientes, apoyadas por las fuerzas policiales y
ejército[18]La violencia sigue
presentándose en la persecución y exterminio de los
pequeños propietarios y aparceros: los sin tierra, sin
empleo, sin
salud y sin
futuro. Las nuevas luchas liberales que luego darían como
resultado las guerrillas del 60 siguen siendo datos imposibles
de enmascarar al momento de hablar de un proceso histórico
de resistencia y de constante lucha de las clases dominadas ante
el modelo de
sociedad impuesta y poco democrática. A mediados de siglo
la experiencia de Gaitán y su UNIR representan un momento
decisivo de la historia moderna del país. En estos
momentos de la historia las luchas partidistas se asoman con toda
su brutalidad e ignorancia [o mejor con sus cálculos de
interés-beneficio a flor de piel], y
paralelo a estos acontecimientos son de nuevo las clases
dominadas las que serán desplazadas, enajenadas, y
violentadas. Algunos autores hablan de una cierta
"contrarrevolución de las clases dominantes" que
se convertirá en una constante cuando los sectores
dominados avanzan en sus luchas y conquistas.
[19]La Violencia en unos de sus términos
recientes se refiere a estos procesos a partir de 1948, cuando es
asesinado Gaitán y que desencadena una ola de muertes,
vejaciones y terror en amplias zonas del territorio colombiano.
Este punto es central en el proceso de llegada de los colonos al
Caquetá en la primera etapa. Al momento de avanzar en el
capítulo 2 se ampliará esta análisis y su
relación histórica con estos procesos de
movilización y resistencia.

Los años del Frente
Nacional (1958-1970) distancian las esperanzas de soluciones
políticas a los sectores que no han quedado representados
en algunos de los dos partidos tradicionales. Con ello una vez
más se aplaza la esperanza de democratizar el desarrollo y
la política. Paralelamente hacia 1968, en el contexto del
acumulado de las luchas agrarias, # el proceso de la ANUC es
diciente, por cuanto avanza un grado de cohesión social
del sector rural logrando ser parte proponente y política
ante el Estado. Así se retrata en uno de los textos sobre
la historia de la ANUC:

"El campesinado de aquella época respondió
favorablemente a un proceso organizativo de hondo contenido
social y político. La respuesta más favorable vino
de las regiones de mayor concentración de la propiedad
latifundista como la Costa Caribe y los valles interandinos
(Huila, Tolima y Valle del Cauca). Los campesinos tomaron en sus
manos la redistribución de la propiedad territorial, la
Reforma Agraria se convirtió entonces, en un clamor
nacional… El inusitado auge de las acciones de los campesinos
por la tierra, la imagen y la
autoridad de
la ANUC entre los pobres del campo sacudió al
país…"[20]

De esta forma se llega a la reciente problemática en
donde las protestas se han presentado contra el desempleo, por la
carencia de servicios
básicos, por los conflictos en las zonas de
colonización, o por enfrentamientos por el control del
negocio de la droga.
También debido al ascenso de los grupos insurgentes, a la
aparición del paramilitarismo, entre otros muchos
aspectos. Para finalizar esta corta reseña, que para nada
ha pretendido dejar explicado de manera totalizante la historia
de las protestas y movilizaciones en Colombia, Darío
Fajardo resume lo que bien puede acontecer en el plano de nuestra
historia nacional:

"La sociedad colombiana no ha podido resolver la
formulación de unas reglas de juego para la
convivencia. Han existido guerras
civiles y constituciones, porque ninguna de las dos pega, ni la
guerra logra imponer su fuerza, ni la
constitución se establece como un acuerdo aceptable de
paz. Siempre hemos estado en la fuente nacional de una profunda
crisis del sistema
organizacional de las relaciones políticas, la estructura y
concepción del Estado. Un estado que se pudo consolidar a
través de las constituciones, que no tenía
legitimidad porque no representaba absolutamente nada y que no
era un punto de referencia concreto y válido para gran
parte de la comunidad
…"[21]

Tal vez sea algo exagerado afirmar la falta de
representatividad del Estado colombiano, pero a la larga,
pareciera que su construcción es aún una necesidad
para la solución de algunos de los conflictos.

Es así como nuevas formas de conflictos se insertan en
nuestra actualidad y al mismo tiempo exigen que sea el grueso de
la sociedad que los resuelva o mínimamente les halle
"el lado positivo" y que se avance en la
construcción de la democracia
real en la que también las clases dominadas tengan derecho
y dignidad para
existir y poder ser.

A la discusión anterior, debemos agregar que entre
tantos elementos motivadores de descontento, se puede tener en
cuenta que el campesino es ciertamente un gran productor de
bienes básicos, pero a la vez un gran ausente de las
ganancias. Así lo demuestra el texto de
Miguel Urioste; cuando afirma:

"Si bien es cierto que el
conocimiento de la realidad campesina, el funcionamiento de
su economía, su articulación con las
economías capitalistas de los diferentes países de
América
Latina, su propia racionalidad, e inclusive su rol
protagónico como sujeto histórico determinante en
las luchas sociales en nuestro subcontinente, son cada vez
más estudiados y mejor conocidos, también es
evidente que de este conocimiento
no han surgido propuestas nacionales alternativas que se hayan
llevado a la práctica, salvo muy raras
excepciones"
[22]

Igualmente afirma que es una tendencia marginarlo de los
beneficios de la participación en el mercado, del
acceso al crédito, y "hasta de la cuota de salud y
educación"
[23]aun cuando se reconoce que aún la
producción agrícola constituye buena parte del
sustento de las economías de Latinoamérica.

Agregando algunos elementos a la realidad de violencia hacia
este sector de la sociedad en particular, encontramos que grandes
sumas de dineros se entregan en los países desarrollados
en subsidios y diferentes apoyos hacia el sector, mientras en la
región son pírricos los aportes. En el cuadro 2 se
incluyen algunas estadísticas alusivas a este importante
factor.

CUADRO 2: PARTICIPACIÓN DE LA
AGRICULTURA CAMPESINA EN LA
PRODUCCIÓN AGROPECUARIA EN ALGUNOS PAÍSES DE
LATINOAMÉRICA.

PAÍS

AÑO MEDICIÓN

VALOR BRUTO DE LA PRODUCCIÓN
CAMPESINA AGROPECUARIA % APX.

BOLIVIA

1977

80,0

BRASIL

1980

39,6

COLOMBIA

1981

41.4

CHILE

1980

37,8

MÉXICO

1970

46,9

PERÚ

1977

54,9

Fuente: elaborado por la división agrícola
conjunta. CEPAL/FAO. Extraído de: Agricultura campesina de
América
latina y el Caribe. CEPAL/FAO. Santiago de Chile.1986

Los aportes a los que se ha tenido acceso confiable, dan
cuenta que a partir de 1983 EE.UU. destina cada año 19 mil
millones de dólares para subsidios agrícolas. La
CEE destinó en 1984 la suma de 16 mil millones de
dólares para el mismo fin.[24]

No olvidemos que Alain Touraine [25]expone que
la misma marginalidad urbana tiene sus orígenes en la
problemática del sector agrario. Igualmente asegura que es
una consecuencia del modo de producción capitalista y de
un "signo de la desarticulación de la sociedad
dependiente, de la falta de coordinación de los sectores dominantes y
los dominados del empleo…"

Por ahora este tema macro queda de lado para ampliarlo en las
siguientes páginas bajo los ejes de la reforma agraria, y
las leyes de tenencia
de tierras que buscan una modernización y desarrollo del
campesinado.

2. Algunas políticas internacionales en materia de
agricultura.

Se puede afirmar que el campesinado colombiano se encuentra
dominado en su mayor parte por la clase
terrateniente, que tiene sus representaciones en los capitales e
intereses foráneos especialmente hacia los Estados Unidos.
Estos a su vez se interrelacionan con la burguesía
colombiana, de la que también dependen y comparten
privilegios en la sociedad. En términos de Hernán
Pérez Zapata:

"El capitalismo
monopolista norteamericano controla las arterias fundamentales de
la economía colombiana. El endeudamiento externo, que lo
multiplica, a base de intereses usureros, el control de mercados y las
materias primas y el control de los recursos
naturales, a través del gobierno,
constituye la forma clásica a través de la cual se
realiza el saqueo del trabajo y la
producción"[26]

Así mismo la mayor parte de los insumos, maquinarias,
capacitación, llegan de los países
desarrollados. La dependencia es una constante en la
mayoría de los renglones del desarrollo nacional, gracias
a la falta de una apropiada infraestructura de ciencia y
tecnología, como en el caso de Colombia.

Quizá ello explique porqué en algunas regiones
del país en donde se han aplicado desde décadas
pasadas modelos
capitalistas en la agricultura asesorados y monitoreados "desde
afuera" [caso del Departamento del Valle, Tolima, Antioquia,
Sucre, Cundinamarca, en sus zonas de agricultura intensiva –
incluyendo la zona cafetera como altamente productiva y motor del
desarrollo nacional durante el siglo XX-], se hayan logrado
mejores rendimientos y desarrollos agrícolas; pero
también incluyendo la pérdida de comunidad
tradicional y del cambio radical del sistema de relaciones
sociales y culturales hacia el capital
trabajo. Mientras tanto en otras regiones el atraso es amplio.
Las zonas de cultivo minifundista [Nariño, Cauca sur y
centro, Huila, Boyacá, Santander, Bolívar,
Putumayo, Caquetá en su piedemonte], presentan bajos
índices de producción, mayores niveles de pobreza,
bajo nivel de inversión social que se suman a la
marginalidad social histórica.[27]

Hacia la época de 1950 la discusión sobre "La
cuestión agraria", giraba en torno a la
dicotomía latifundio-minifundio. Los rezagos del siglo XIX
con el modo de producción semifeudal a través de
las haciendas[28]había dejado que el paso
"obligado" de la agricultura tradicional, hacia el capitalismo,
fuera lenta y que la tierra siguiera concentrada en pocas manos.
A nivel internacional las dos guerras mundiales [1914-1918 y
1939-1945] y la nueva organización de los Estados ha implicado
hacia Latinoamérica la necesaria proletarización en
campos y ciudades. La circulación de los capitales
así mismo incluye la presión
hacia la concentración de la población en los
cascos urbanos. Esta tendencia refleja el momento a nivel mundial
de adelantos en el nivel de vida en ciudades y su consiguiente
atractivo. El campo por esta época se transmuta hacia los
nuevos ejércitos de reserva disponibles para ser
utilizados en ciudades y en complejos agroindustriales. El
economista Hugo Vélez caracteriza la época
así:

"…El rápido y notable desarrollo del capitalismo
que ha experimentado el sector agrario en Colombia a partir de la
década del 50 -más pronunciada aún desde los
años 60- ha propiciado, entre otras cosas, un agudo
proceso de descomposición del campesinado, el cual, en
este caso, no ha sido más que la contrapartida necesaria
de la profundización de otro fenómeno importante,
la concentración de la propiedad
territorial"
[29]

Sin embargo, las opiniones que se tejen actualmente incluyen
que por esta época el Estado colombiano adelanta una gama
de medidas proteccionistas, tendientes a aminorar la
problemática interna de crisis en el sistema agrario. Este
"proteccionismo" se manifestó primordialmente en la
habilidad de los gobiernos para fijar altos aranceles a
las importaciones.
Así mismo se establecen precios fijos
al plantar los diferentes cereales y oleaginosas, tendientes a
proteger al campesino. Hacia los años 80 el papel del
Estado se canalizó en torno al IDEMA [Instituto de
Mercadeo
Agropecuario]; continuando las tasas de protección y la
prohibición de importaciones. En los 90 la
situación es disímil: se liberan los mercados, y se
eliminan las barreras a los flujos de comercio.
Producto de
esta medida, muchos agricultores quedaron en situaciones de
miseria, sus cosechas se perdieron puesto que no significaban
alguna rentabilidad.
Lo anterior sumado a la situación de desempleo urbano, y
de constante desgaste de las políticas nacionales e
internacionales en materia de agricultura, dieron al traste con
las ya endebles políticas de apoyo. La globalización ahora imperante impone la
liberación de las fronteras, el desmantelamiento del
Estado y con él, la libre competencia por
el mercado. Los pequeños y medianos productores se vieron
sometidos a un nuevo lenguaje y a
incluir entre sus variables la
nueva forma del capitalismo ya no interesado en la
dominación hacia el entorno directo, sino hacia las
esferas internacionales en donde los conocedores e instruidos en
las leyes del mercado podrían
sobrevivir.[30]

3. El contexto nacional: leyes de tenencia de
tierras.

Si la situación de nuestros campesinos es
difícil dadas las condiciones históricas de atraso
y subordinación a una élite poco sensible a sus
realidades, la parte de las leyes sobre el campo son, si no
peores, al menos iguales.

La concentración de la propiedad sobre la tierra es
alta [Ver cuadro 3 sobre la distribución por tamaño de la tierra
en Colombia]. Desde la época de la Colonia, ya se valoraba
su trascendencia. Así lo comentaba Fals Borda:

"La posesión de la tierra confiere poder. Esto es
cierto en las sociedades
agrarias, es decir, en aquellas que funcionan principalmente en
base en la explotación agraria y pecuaria…". Como ese
era el caso en la época Colonial -y sigue siendo hasta hoy
en Colombia- quienes emprendieron la ocupación se
preocuparon por arreglar las formas de adjudicarse tan importante
elemento, como es la tierra, como medio básico de
producción. El resultado fue el latifundio, para cuya
formación tuvo papel fundamental el Estado, como
representante de los intereses de clase de grupos
dominantes."
[31]

Esta situación ha generado que la masa de campesinos
sin tierra continúe como errabunda en su propio
territorio[32]Que se llegue a sucesivas tensiones
y reclamos, tomando como máximo punto la lucha por la
tierra en la década del 30 y los 60-80, con la ANUC
[Asociación Nacional de Usuarios Campesinos]. De esta
lucha se reseña la movilización por las tierras de
ejidos y subutilizadas. La lucha se levantó en torno a la
consigna de "la tierra para quien la trabaja", lo que
motivó la inmediata reacción del Estado con sus
fuerzas represivas, fiel copia de un modelo que se sostiene con
la coacción y la constante militarización de la
vida civil. Al mismo tiempo sorprende que esta misma consigna
liderada por el Estado a través del INCORA en la
época de los 60´s y 70´s se haya salido del
control institucional para convertirse en una consigna radical
movilizadora a favor de los campesinos sin tierra.

Sumada a la firmeza de la oligarquía en
Latinoamérica, puede dar como resultado que ciertamente
sea difícil la formulación de políticas
incluyentes, modernas y progresistas de la sociedad en su
conjunto.[33]

En una de las cartillas de la ANUC, se puede leer el siguiente
párrafo
que bien define sus planteamientos y contratiempos:

"Los pobres del campo que se movilizaban eran
fundamentalmente arrendatarios y aparceros… El inusitado auge
de las acciones de los campesinos por la tierra, la imagen y la
autoridad de la ANUC entre los pobres del campo sacudió al
país… El Gobierno, en lugar de propiciar la
solución de los conflictos sociales del campo por la
vía de la redistribución de la tierra y el apoyo a
la pequeña producción agropecuaria, procedió
a estimular el desarrollo de la gran empresa
agroindustrial… A lo anterior se agregó una
campaña de persecución a los dirigentes campesinos
de todos los niveles y el estímulo gubernamental a la
división de la ANUC
…"[34]

Tamaño del segmento.

Has.

Fincas

%

Tierra

%

Prod..Agrí-cola %

Muy pequeño (0-5)

46.8

3.2

38.6

Pequeño (5-20)

27.5

9.9

22.9

Mediano (20-50)

12.8

13.8

12.7

Grande (50-200)

10.2

33.3

6.9

Muy Grande (200-1.200)

2.8

39.9

2.5

FUENTE[35]Encuesta Nacional Agropecuaria del
DANE. Citada en: Fajardo, Darío. "Colombia: Reforma
agraria en la solución de conflictos armados". En :
Equidad y
política
social en Colombia. Seminario pobreza
y política social en Colombia. Universidad
Nacional, FESCOL, Corporación Viva la Ciudadanía, CINEP, Consejo Nacional de
Planeación, Asamblea Nacional de la
Sociedad Civil
por la Paz. Bogotá. 1999

Del cuadro anterior se puede afirmar que la gran
producción nacional de alimentos [a
juzgar por la concentración de la propiedad sobre la
tierra], recae en el minifundista, que puede ubicarse en el 74.2
% del total nacional y al mismo tiempo solo dispone del 26.9 % de
la tierra del país [las propiedades menores a 50 Has.];
frente a la gran propiedad de la tierra [73.2 % de la tierra
mayor a 50 Has.], que solo produce el 9.4 en materia de
alimentos[36]

Como contexto, Touraine expone que en Colombia la
oligarquía representada en los partidos liberal y
conservador, lejos de representar intereses económicos
diferentes, son, por su composición misma, la
expresión del control de unos grupos claves, hacia la
economía y sobre el sistema
político. Igualmente afirma que en Colombia el poder
lo controlan estos grupos de especuladores llamados la
oligarquía
. Similares opiniones emanan de
Gaitán y sus conocidos discursos,
textos y ensayos, en
donde resumía los males del país unificando una
sola lucha en contra de la oligarquía liberal y
conservadora.

Por lo tanto, se puede afirmar que las políticas hacia
el campo han estado permeadas por estos intereses de un sector de
la sociedad que desea aparecer ante el total de la sociedad como
fiel representante del interés general sobre el
particular. A este debate se suma
la pluma de Pecaut, en su libro
Política y Sindicalismo
en Colombia afirma sobre este particular:

"…Cuando la violencia se encuentra en su punto
álgido, el presidente de la ANDI, José
Gutiérrez Gómez, anota que "la situación de
Colombia es la mejor que se haya contemplado hasta hoy".
[37]

Sobre las posiciones de esta "élite dirigente", -mejor
llamada oligarquía en palabras de Touraine-,
Pecaut agrega:

"Por lo demás, cabe señalar que la
oposición a toda intervención estatal en la
actividad económica sigue siendo el principio de unidad de
estos sectores… Entre tanto, puede afirmarse que, gracias a la
violencia estos sectores dominantes logran eliminar las
organizaciones populares urbanas, capitalizando, así, las
ventajas del crecimiento
económico, mientras en los campos la violencia se
convierte -entre otras cosas- en un medio de implantación
del mecanismo de desarrollo capitalista acelerado, mediante el
mantenimiento
de bajos salarios y el
desplazamiento forzado de los arrendatarios a las ciudades, lo
cual permite una cierta concentración de la
tierra…"[38]

De nuevo hacia la historia, los principales momentos de los
intentos de Reforma Agraria que propongan salidas
estructurales a la necesidad de tierra, crédito, apoyo y
desarrollo productivo para el campo han sido:

En el siglo XX las principales iniciativas se adelantaron con
la Ley 200 de 1936, en el Gobierno de Alfonso López
Pumarejo. Se proponía como eje de gobierno "la revolución
en marcha". Estas acciones se dirigían hacia la
modernización del país. Sus principales objetivos los
constituían: Legalizar las tierras ocupadas desde el siglo
XIX y exigidas en los procesos de tomas de tierras de 1920 al 30.
Igualmente fijaba la extensión del dominio sobre las
tierras ociosas y finalmente incluye el concepto formal
de la "función
social de la propiedad" [Artículo 30 de la
Constitución de 1886]. En lo internacional son los tiempos
de la gran recesión de 1929, y una de las principales
consecuencias hacia Colombia será la de crear
ágiles medidas frente al desempleo y la marginalidad, que
redunden en la contención al descontento alimentado y
difundido por los líderes socialistas y comunistas tan en
boga por esta época. El inmediato sucesor, el Presidente
Santos frenó la posibilidad de avance, decretando la Ley
100 de 1944, a la que se le ha identificado por los analistas
como una " Ley de reacción" frente a los avances de la ley
200 de 1936. Por estas épocas la violencia tenía su
matiz profundo en los Departamentos de Santander, Boyacá y
Tolima.

Realizando un resumen de esta Ley 200 de 1936, se puede ubicar
como consecuencias directas que:

"En primer término se les legalizaron a los
terratenientes los títulos de propiedad adulterados. En
segundo lugar, la Nación
perdió de su poder los extensos baldíos que le
pertenecían en zonas fértiles y cercanas a las
grandes ciudades, que hubieran servido para darle una
orientación social a la agricultura, y, por último,
fueron entregadas pequeñas parcelas, a precio
comercial e intereses usureros, a los pobres campesinos,
beneficiándose con esta venta los
terratenientes, que en la mayoría de los casos, ni
siquiera eran los dueños legales de esas tierras que el
Estado les compró de todas formas… A través de
todas aquellas aparentes reformas el sistema permaneció
intacto."[39]

La ocupación de tierras y libre colonización de
baldíos y tierras ociosas ha sido una constante en nuestra
historia. Llegarían los años de La Violencia y solo
hasta 1961 se implementa una nueva Ley de Tierras [Ley 136 de
1961] que abarcaba los siguientes aspectos: Actualizar y eliminar
la inequitativa propiedad rústica sobre la tierra,
implementación del liderazgo en
adelante de parte del INCORA como ente de dirección máximo del proceso de la
reforma Agraria, que se encargaría de la entrega y
adecuación de las tierras baldías en manos de
particulares. Con el volumen elevado
de desplazados por la gran violencia, el Estado interviene pero a
la larga es el problema de la tierra el que perdura,
aplazándose sistemáticamente. Darío Fajardo
lo reafirma en las siguientes líneas:

"De tiempo atrás el Estado colombiano ha demostrado
una capacidad muy limitada para atender las demandas crecientes
de la sociedad, en razón del autoritarismo del
régimen político, de la debilidad fiscal, de su
apropiación patrimonialista por parte de sus dirigencias
políticas y de su descomposición por efectos de la
corrupción. Frente a esta incapacidad se
han generado múltiples formas de protesta de las
comunidades y, a instancias de la propia sociedad y de organismos
internacionales, se han introducido importantes reformas en las
estructuras
políticas y administrativas de la
nación
…"[40]

De nuevo es el Estado quien le hace el camino a los
recién expulsados y a través del INCORA. Dirige el
descontento y la reubicación de los que aún
perseveran en vivir del agro. Los recursos otorgados hacia el
sector no han sido suficientes[41]Por el
contrario, las grandes deudas ante los organismos de
crédito del Estado embargan y liquidan constantemente los
minifundios, creando un sinsabor e igual repudio ante el
crédito, ante las iniciativas de desarrollo dirigidas
desde el mismo Estado.

 

El cambio de las políticas del Estado a través
del INCORA hacia el DRI [Desarrollo Rural Integrado] hacia los
70"s y 80"s, estuvieron evidenciadas por el desmonte de la
reforma agraria para darle prelación al tema de la
aparcería y el impulso a las zonas de colonización
en las fronteras. Luego, y al darse cuenta de los graves
problemas que se han generado en las zonas de
colonización, se idea el apoyo con el PNR [Plan Nacional de
Rehabilitación], más recientemente los programas de
sustitución de cultivos ilícitos y desarrollo
alternativo PLANTE, creado en 1998. Este último se
tratará por aparte, dadas sus características
particulares para este estudio.

Hacia 1994 se decreta una nueva ley [Ley 60 de 1994], en la
que se busca primordialmente reparar y fomentar la propiedad de
pequeños propietarios, pero que "… En
términos reales, gravitan sobre el desempeño de la reforma, los intereses
económicos y políticos de los terratenientes y su
enorme poder corruptor e intimidatorio…"
[42]

En el siguiente aparte se articula otro tema que bien puede
ser de mayor o al menos de igual importancia al tema de la tierra
en Colombia, como son los grupos insurgentes y las zonas de
colonización.

4. El fenómeno insurgente y las nuevas zonas de
colonización.

"La violencia, por otra parte, no es otra cosa que la
muestra de la
incapacidad que tiene una sociedad para entenderse, para creerse
a sí misma, para construirse colectivamente, es decir,
políticamente. En el extremo de esa violencia está
la guerra, espacio donde el hombre deja
de ser hombre, donde
la humanidad ha perdido su sentido. Espacio único donde
la muerte es
legítima; donde se busca acabar con el otro y se termina
acabando con todo, con la vida… En nuestro país esta
parece haberse convertido en el objetivo estratégico de
aquellos que parecen situarnos en la cultura de la violencia, de
la masacre, del odio, de la corrupción, de la
insensibilidad."[43]

Como sabemos sobre la inevitabilidad de los conflictos
sociales, en este estudio ha primado el lado del conflicto como
función positiva hacia la reproducción de la sociedad, de su
organización, y de sus implicaciones hacia lo cultural,
político, económico y social. Así mismo el
conflicto se puede convertir en una manera pedagógica de
socialización.

La irrupción del conflicto en el que la guerrilla tiene
especial incidencia abarca un periodo cercano a los cincuenta
años [1950-2000]. A pesar que desde la época de las
guerras civiles del siglo XIX se reseña la presencia de
algunas guerrillas [ejemplo las guerrillas del Patía], o
las guerrillas de la guerra de los Mil Días. Solo hacia
mediados del siglo XX se les dará una
categorización y más recientemente [luego de los
estudios sobre la violencia en Colombia de Guzmán, Fals
Borda, Umaña, en 1962] se les asigna una mayor importancia
analítica y política.

Uno de los mejores esfuerzos por explicar los orígenes
de las guerrillas actuales lo realiza Jesús A.
Bejarano[44]quien afirma que la violencia [de 1946
a 1964] se puede caracterizar de la siguiente forma: En un inicio
que va desde 1946 al 49 la violencia se concentra en las zonas
urbanas, luego pasa hacia el campo abierto en donde los partidos
políticos jugaron un importante papel. Las nacientes
guerrillas liberales se conforman para defenderse de la
represión estatal asumida por el partido conservador. Las
muestras más fehacientes de esta etapa son las guerrillas
liberales de los Llanos, comandadas por Guadalupe Salcedo. Este
periodo va de 1949 a 1953, según el autor citado. Luego se
logra un acuerdo con esta guerrilla y se rompe al mismo tiempo
con la "tradición democrática", luego del golpe
militar y de la Junta Militar que incrementan la represión
hacia los grupos que resisten. "Se dio paso entonces a una
ola represiva a través de operaciones
militares contra los campesinos organizados en focos liberales y
comunistas del Tolima, Sumapaz y los Llanos
". Este periodo
abarca los años de 1953 al 57. Así mismo,
señala Hobsbawm, aparecen algunos brotes de
bandolerismo social [45]

Al poco tiempo, y como producto del acuerdo de Benidorm
[España, 1956], la estrategia se concentra en eliminar los
reductos de resistencia campesina en las zonas del Cauca, Huila y
Tolima. Estos grupos de "autodefensas campesinas" se encontraban
ubicados en las zonas elevadas en las Cordilleras Central y
Oriental. La que cobra mayor importancia es la zona de
"Marquetalia". De esta época son renombrados los discursos
del entonces Representante a la Cámara Álvaro
Gómez declarando a estos grupos de campesinos como
"repúblicas independientes". El desenlace
será que para el año de 1964, y luego de las
sucesivas leyes sobre desmovilizaciones y rendiciones, es atacada
la zona de Marquetalia, bombardeada y ocupada militarmente. Los
entonces campesinos agrupados en las autodefensas,
iniciarían una marcha desde el cañón del
río Atá, pasando por el Sumapaz, hasta llegar a la
región del Pato, Guayabero [límites
entre los Departamentos del Huila, Caquetá y Meta],
originando la movilización de otros sectores como grupos
de obreros, algunos estudiantes, gente perteneciente al Partido
Comunista, que pronto darían origen a la primera
declaratoria de los campesinos de Marquetalia [denominado
"Programa agrario
de los guerrilleros"
20 de Julio de 1964], y con ella el
nacimiento de las Farc.
[46]

Esta época será rememorada por la constante
militarización en el sector agrario, la poca
inversión institucional, el aplazamiento de las reformas
prometidas, la concentración de la población en las
ciudades; el avance del modo de producción capitalista, y
la concentración de la tierra en las manos de los grupos
dominantes. El Frente Nacional aparentemente se acabará
luego de 16 años, al cabo de los cuales el poder
continuará casi inmutable -a juzgar por la constante en el
poder de los dos partidos tradicionales hasta hoy-. Antes de
cerrar este aparte, es conveniente reseñar la
opinión de Gilhodés:

"Desde 1964 el Ejército colombiano ha montado una
campaña contra las áreas rurales donde antes hubo
guerrilleros bajo la dirección comunista, los cuales,
golpeados, se retiraron para reagruparse. Allí
resurgió de nuevo la guerrilla [sur del Tolima, Huila,
Caquetá] bajo la dirección del Partido Comunista
(pero)de hecho, estas formaciones guerrilleras son el
único medio de expresión para los reclamos
campesinos por la tierra en muchas áreas y tienen un
especialmente fuerte atractivo para las minorías locales.
Puesto que ello es primariamente un movimiento
campesino, es muy diferente de los grupos castristas fundados en
otras partes de América
Latina"
[47]

En un corredor similar transitan por esta época el ELN
[con orígenes cercanos a la propuesta cubana, al MRL y de
base estudiantil], que tiene su centro de movilizaciones en
Santander y el Magdalena Medio. Poco tiempo después
[1967], una disidencia dentro de las Farc funda el EPL. Se
concentran en Tierra Alta [Córdoba], y dirigen sus
acciones hacia la costa colombiana [la orientación general
de este grupo es de línea maoísta, inspirada en la
revolución China,
liderada por Mao Tse-Tung]. Para efectos de este estudio se fija
como principal grupo a las Farc, por cuanto van a incidir en los
futuros escenarios de la lucha social y en los aconteceres de
campesinos, cultivos ilícitos y marchas, en lo que
respecta al Caquetá.

Hacia los años 70"s la ola de movilizaciones se
colocará también en las ciudades. El movimiento
estudiantil se manifiesta en el ámbito nacional, al lado
de la lucha sindical. Estas crecen en un contexto de desprestigio
y de pérdida de gobernabilidad del entonces mandatario
Misael Patrana Borrero [1970-1974. En respuesta al hurto de los
votos de los comicios de 1970 -en los cuales el retirado General
Rojas Pinilla, líder
de la ANAPO habría resultado vencedor-, surge el
Movimiento 19 de Abril M-19 hacia 1973. Este grupo se dedica a
realizar acciones populistas, asegurando un cierto despliegue
publicitario.

Las muestras históricas de muchas de estas luchas se
evidencian en las masas de desempleados, marginados y desplazados
que día a día llegan a las ciudades y que para esta
época es un hecho la urbanización del país [
55 %]. Como se detallará en el capítulo 2, muchos
de estos antiguos combatientes, acompañados de sus
familias y amigos llegaron al Caquetá en las olas de
colonización.

Pero no todos los desplazados por las sucesivas olas de
violencia emigran hacia las ciudades. También grandes
masas de campesinos, obreros, aventureros y marginados lo hacen
hacia las nuevas zonas de colonización. Por esta
época el Estado a través del INCORA promueve las
leyes de territorios nacionales, con las cuales intenta apoyar y
dar dirección hacia el proceso colonizador de nuevas
tierras. En la mente de estos nuevos habitantes de zonas no
necesariamente desocupadas, va la ambición, la
supervivencia, de la mano de la esperanza, los sueños y la
trilogía machete, perro, familia. Sobre
estas múltiples causas que han llevado al campesinado
colombiano a tomar la delantera ante el olvido estatal, Fals
Borda comenta:

"Una democracia joven como la de Colombia puede peligrar
por falta de preocupación por los deseos modestos, aunque
equitativos, de la mayoría de su población.
Mientras una nación no madure(y la conciencia de
tales deseos puede ser una señal de madurez), la
satisfacción de las necesidades del sector rural viene a
ser una obligación de la clase gobernante… La historia
ha demostrado que cuando se carece de medios para
satisfacer tales necesidades "respiro y liberación "
surgirán de otra parte, o quizá de una manera
turbulenta o por procedimientos
tortuosos "el palacio del rey´, es decir, los
círculos de la élite no ofrecerán refugio
porque el aislamiento no podrá constituirse nunca en
defensa contra las emociones y
aspiraciones de un pueblo que luego de haber comido del
árbol del conocimiento, descubre que está desnudo y
pobre. " [48]

Es así como nuevas acciones del campesinado son
motivadas por causas similares a las de 1964. Los campesinos que
se habían instalado en El Pato, Guayabero, Río
Chiquito y La Uribe, son de nuevo impulsados a abandonar sus
recién ganadas tierras -presionados por los bombardeos-,
ahora descienden por el cañón del Río Duda y
se dirigen hacia los actuales Departamentos del Caquetá,
Meta y Guaviare.

La ubicación de estos factores culminan en el
Departamento del Caquetá, unidos a las motivaciones
despertadas por el gobierno nacional y sus programas de
colonización[49]

De acuerdo a una reciente investigación realizada por
Jaime Eduardo Jaramillo, Fernando Cubides y Leonidas Mora, sobre
esta zona, se describe la llegada de sus pobladores en sucesivas
olas de colonizaciones, que se pueden subdividir en cuatro tipos,
principalmente:

Una primera corriente que da inicio a los primeros
asentamientos estables de colonos, que coincide con la
época de la violencia tardía; de esta etapa llegan
campesinos del Huila, Tolima, Caldas, Antioquia, la mayor parte
de ellos expulsados por causas económicas o
políticas. La segunda corriente, que es pequeña en
sus efectivos humanos, viene especialmente de El Pato.

"En 1964, un núcleo de familias de aquella asolada
región lleva a cabo una travesía de cerca de veinte
días, a través de un territorio desconocido y
cerradamente selvático, pretendiendo ganar las riberas del
río Caguán, buscando sobrevivir a la ofensiva
generalizada que el gobierno de aquel entonces, realiza sobre la
zona, considerada por los altos mandos políticos y
militares como "república independiente""
[50]

Es en estos momentos en donde aparece la noción de
"colonización armada", término
acuñado por William Ramírez, para caracterizar este
fenómeno, en donde al hacha se agrega el fusil en un
éxodo de familias enteras que buscan la propiedad de sus
tierras.

La tercera corriente la genera el desplazamiento interno de la
población en el territorio del Caquetá, debido a la
sumatoria de los problemas ocasionados por los créditos de la Caja Agraria y el INCORA,
que significará el desplazamiento de los campesinos desde
el piedemonte hacia la llanura amazónica, buscando mejores
condiciones de subsistencia. La última corriente se ubica
en el periodo de la llegada de la coca, desde los años
setentas. Este es el grupo más heterogéneo y
difiere en muchos de los aspectos históricos antes
detallados.[51]

Estos campesinos han llegado a las nuevas zonas de
colonización con algo así como un "ropaje" a
retazos en donde estarán presentes su pasado de lucha por
la subsistencia, sumado a las ansias por existir dignamente y
construir su presente en zonas inhóspitas, pero llenas de
promesas y entregas.

Así como Marx afirma en el
Dieciocho Brumario:

"Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a
su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos,
sino bajo circunstancias con que se encuentran directamente, que
existen y les han sido heredadas por el pasado. La
tradición de todas las generaciones muertas oprime como
una pesadilla el cerebro de los
vivos
",[52]

CAPITULO II

"HEMOS
LLEGADO"

EL CAQUETÁ: COLONOS, CAMPESINOS,
COCA, COLONIZACIÓN Y MARCHAS.

1. DESCRIPCIÓN DEL TERRITORIO

1.1. Descripción política, geográfica
y económica.

La zona amazónica representa el 35% del total del
territorio del país. Su extensión aproximada es de
399.183 Km. cuadrados. La conforman los departamentos del
Putumayo, Guaviare, Vichada, Vaupés, Amazonas,
Guainía, y El Caquetá. Esta división no deja
de crear ciertos problemas al momento de interpretar en el
concepto de región la movilidad de colonos y grupos
indígenas[53]

Dentro de la actual división
político-administrativa, el Caquetá hace parte de
los nuevos departamentos, promulgados como tales mediante el
Decreto 78 de 1981. Políticamente está dividido en
15 municipios, discriminados así: San José de
Fragua, Belén de los Andaquíes, Albania, Morelia,
Curillo, Valparaíso, Milán, Florencia,
Montañita, Paujil, El Doncello, Puerto Rico, San
Vicente del Caguán, Solano y Cartagena del
Chairá.

Geográficamente, el Caquetá limita al norte con
los Departamentos del Meta y Guaviare; al este con el
Vaupés y el Amazonas; al sur con el Amazonas y Putumayo y
al occidente con el Cauca y Huila. Posee un área total de
88.665 Km, amparada en una exuberante vegetación de tipo selvática
húmeda. Está bañado por los ríos de
nacimiento en la Cordillera Oriental: el Caquetá [1.200Km,
recorre Colombia y el Brasil, es el
río más caudaloso del país con un registro de
13.180 m³/seg, que al ser comparado, por ejemplo con el del
Magdalena: 6.897 m³/seg, nos ofrece una idea de su inmenso
potencial hídrico], Orteguaza, Yarí.

El nivel de precipitaciones en promedio es de 4.000 mm
anuales. Los enormes recursos de su biosfera han
llevado a que la UNICEF y la ONU hayan
declarado en su conjunto a toda la zona de la Amazonía
como patrimonio de
la biosfera mundial.

En cuanto a las riquezas económicas, desde mediados del
siglo XIX, la explotación predominante era la de la quina
y el caucho.
Así se detalla en los párrafos sobre la experiencia
de la casa Arana en la novela del
escritor huilense José Eustacio Rivera: La
Vorágine. Allí se narra sobre la explotación
a los indígenas y la llegada de colonos desde el interior
del país y de las fronteras
vecinas[54]Actualmente algunas comunidades
indígenas como los Huitotos, Coreguajes, Ingas, habitan en
reducidos resguardos o son obligados a internarse en la selva
ante el avance de la colonización.

Los suelos son de
especial utilización para la explotación de su
flora, y de pastos para la ganadería.
En minería,
se encuentra sal gema, bauxita, carbón, manganeso, plata,
estaño,
y se habla acerca de los hallazgos de petróleo en el sector del Caguán y
de Belén de los Andaquíes. Las lluvias se
concentran especialmente en la zona de cordillera, disminuyen un
poco hacia la zona del piedemonte, y una menos lluviosa [sin
disminuir de 3.000 mm], se ubica hacia el sur y este.

Los periodos de lluvia están comprendidos entre abril
hasta julio, y de diciembre a marzo se presenta el periodo
más seco. Estas fechas se convierten en verdaderas
bitácoras para los sembrados, el comercio, y con ellas la
posibilidad de entrar hacia las zonas más
inhóspitas. No es gratuito que, entre corrillo y risa, se
mencione que se le hace más caso al Almanaque
Bristol
, que al mismo consejo de los informes que
presentan por la
televisión y la radio.

De los recursos disponibles todos están seriamente
amenazados por la depredación. Lo cual pone en duda la
"Zona de reserva de la Humanidad". Ciertamente su lenta
inclusión en la economía nacional hace que muchos
productos
agrícolas, mineros y pecuarios se queden en estas tierras,
se pierdan o no se tomen como fuente lícita de progreso y
bienestar. Las carreteras y en general los medios de
comunicación físicos aún son
insuficientes. Hacia la zona del Medio y Bajo Caguán, su
presencia es baja o casi nula. ¿Cómo entablar una
nueva economía si estas condiciones mínimas de
infraestructura no están listas?. En el capítulo
III se ampliarán estos tópicos, con testimonios de
algunos de los habitantes de la zona.

 

Para la delimitación de la zona de estudio, se ha
tomado principalmente el sector del municipio de Cartagena del
Chairá, incluyendo sus veredas y caseríos,
prestando especial atención a las zonas geográficas
aledañas a las riberas del Río Caguán, tal
como se detalla en el mapa anexo. Políticamente, este
Municipio limita al norte con los Municipios de San Vicente,
Puerto Rico, El Doncello y Paujil. Al este limita con los
departamentos del Vaupés y Amazonas. Al Occidente con los
municipios de Solano y Montañita, y al sur con el
municipio de Solano.

La forma como los investigadores han subdividido la zona del
Caguán ha tenido en cuenta los siguientes aspectos: se
toma como eje central de la zona la cuenca geográfica y
ambiental del mismo río [250 Km. de longitud, la mayor
parte de ellos navegables]. Alrededor de la zona montañosa
de la Cordillera Oriental, donde nace el río, y bajando
desde la región del Pato y Guayabero, hasta una
línea imaginaria en las cercanías a la zona urbana
del municipio de San Vicente del Caguán. A esta zona se le
conoce como el "Alto Caguán". Desde las afueras de la zona
Urbana y formando un semi-triángulo imaginario hacia los
municipios de Puerto Rico, Doncello y Cartagena del Chairá
[Zona Urbana], que es la zona de mayor auge del comercio, en
donde las carreteras están presentes y en donde el
río es ya navegable, se le conoce como el Medio
Caguán. Al salir de Cartagena del Chairá, rumbo
sur, se encuentra la zona de estudio [Bajo
Caguán][55], que comprende los
caseríos y corregimientos de Santa Fe, Cumarales, Las
Animas, La Granja Experimental Remolino, Monserrate, La Sabaleta,
Santo Domingo, Peñasco, hasta la desembocadura con el
Río Caquetá.

A la llegada a Cartagena del Chairá se halla la
desembocadura del río Guayas al río Caguán
[que a su vez ha recibido los ríos Riecito, Nemal y la
Quebrada Anaya]. El cauce del río aumenta
haciéndolo más apto para el transporte y
para la pesca
intensiva. Se debe anotar que el río es el único
medio de transporte y de comunicación entre los habitantes de la
zona. Los mapas sobre la dimensión del proceso colonizador
ampliarán la relación de este río y sus
habitantes. Una descripción de la importancia de los
ríos en la zona se puede hallar en el siguiente
párrafo:

"Por estos ríos y afluentes entraron la colonia y
la colonización; la guerrilla, el narcotráfico, las
bonanzas y la guerra; por aquí cruzan hoy día el
progreso y el retroceso; muchos intereses, y dineros que muy poca
gente pudo retener…" [56]

La actual deforestación ha hecho que la
colonización se reinstale en otros sectores más
selváticos, ocasionado el declive del ecosistema
amazónico, Del cedro, el comino y otros árboles
poco ha quedado. Si miramos este aspecto con la potencialidad de
los suelos, nos da que preferencialmente se debe utilizar este
territorio para la explotación racional de la flora. La
composición geomorfológica de la zona está
constituida por rocas
ígneas (granitos), metamórficas y sedimentarias
(areniscas, arcillosas y conglomerados). Químicamente,
estos suelos son ácidos,
aptos preferencialmente para el pasto. En general, estos suelos
presentan una alta susceptibilidad a la erosión,
debido a la quema de los bosques y a los procedimientos
rudimentarios de sus directos explotadores naturales.

"Los suelos se caracterizan… por una mezcla de pobreza
de nutrientes de fase mineral, un alto grado de acidez y
toxicidad generada por el aluminio.
Además grandes paisajes son muy susceptibles al
fenómeno erosivo por la intensa disección a que fue
sometida su superficie" [57]

En la explotación agrícola, la mayoría se
presenta para la subsistencia. Principalmente se explota la yuca
y el plátano. En el ámbito comercial se explota la
palma africana, el caucho, y recientemente el palmito. En el
nivel pecuario y ganadero, se explotan peces, ganado
bovino y caballar. En estos momentos este último producto
ocupa uno de los principales renglones de exportación y subsistencia en la
región[58]Dentro de la explotación
agrícola un punto aparte debe incluir que, aunque de
manera ilegal, el usufructo de las plantaciones de coca ha
representado en los últimos veinte años algunos
dividendos para propios y foráneos. Objetivamente
hablando, la presencia de la coca como cultivo agrícola
ilegal se analiza como un cultivo transitorio que "debe dejarse
para pasar a la ganadería". La prevalencia de las
áreas de producción "lícitas" sigue siendo
fuerte en la región. Prueba de ello lo constituye el
aporte de alimentos y ganado hacia el interior del país
desde épocas anteriores y en la actualidad. Regresando al
rubro de las ganancias obtenidas gracias a la explotación
de la coca, sus mediciones pueden variar de un estudio a
otro.

CUADRO 4:RENDIMIENTOS AGRÍCOLAS PROMEDIOS
DE COLOMBIA Y CAQUETÁ 1978-1983 TON/HA

.

CULTIVOS

CAQUETÁ

COLOMBIA

Arroz

1.00

4.44

Maíz

1.00

1.40

Plátano

3.50

5.73

Yuca

9.00

10.00

Caña panelera

3.20

4.29

Cacao

0.35

0.49

Café

0.46

1.44

Caucho

1.50

Palma

2.00

Fríjol

0.50

0.78

Piña

2.40

Fuente: Elaborado por: Ministerio de Agricultura, Departamento
del Caquetá. PNR. 1985 Pp. 162.

Indudablemente el mayor patrimonio lo constituyen las gentes
que habitan esta región: los que de manera aventurera y
sin remilgos han decidido exponer sus vidas y su integridad
buscando abrirse espacio en un país que de otra forma no
los reconocería ni en sus derechos ni en su dignidad.

1.2. Demografía y vida agraria.

"Es ya un lugar común afirmar que Colombia ha sido,
y continúa siendo, un país de regiones. Lo que
habría que relevar en este contexto, es la circunstancia
de que su ocupación productiva y la construcción de
un poblamiento estable, ha sido un proceso desigual y discontinuo
expresado en una radical asincronía de historias
regionales que tienen como uno de sus efectos la coexistencia, en
un mismo espacio nacional, de procesos económicos,
sociales y políticos, que expresarían diversos
momentos de constitución de agrupamientos humanos
estables, así como la construcción de un paisaje
cultural y de integración al mercado nacional
colombiano"[59]

Para reafirmar lo anterior, la repartición de la
población en este "país de regiones" se distribuye
de la siguiente forma, de acuerdo al censo nacional de 1993:

Población total de la
República de Colombia: 37"422,791 habitantes,
distribuidos geográficamente así:

Costa Atlántica: 7"975.695

Occidente: 11"633.257

Oriente: 16"148.709

Orinoquia : 1"049 696

Amazonia: 615.434

De acuerdo con los datos anteriores, se puede inferir que la
mayoría de la población del país se ubica en
las zonas tradicionales ya incluidas al país de manera
histórica [Zonas Central, Occidental y Atlántica];
en estas zonas se encuentran no solo las mejores vías,
sino el desarrollo, que aunque de manera incipiente, incluye a
algunos de sus habitantes.

Las explotaciones en estas zonas del café,
las esmeraldas, el
petróleo, las flores, la industria y
los servicios dan cuenta de esta realidad. Así mismo es
cierto que la gran sociedad se ubica en algunas de estas zonas "
Integradas". Por el contrario, los territorios de la
Amazonia y Orinoquia se siguen considerando como territorio
de reserva
, de baja explotación y de olvido nacional.
Se sienten a nivel nacional cuando en estas regiones se habla de
un nuevo hallazgo petrolero al estilo Cusiana o Cupiagua, o
cuando se habla de producción de narcóticos, de
conflictos con la guerrilla, o cuando se habla de las reservas de
la biosfera.

Esta distribución de la población se puede
interpretar como la micro utilización de las zonas
integradas frente a la desolación de las zonas de
"reserva" o atrasadas del desarrollo del país. Mientras la
zona de la Costa Atlántica, la zona oriental y la zona
occidental tienen una población de 35"500.000 habitantes y
una densidad de 45
habitantes por Km. cuadrado; la zona de la Orinoquia y Amazonia
suman 1"560.000 habitantes y una densidad de poco más de 1
habitante por Km. cuadrado. Claro está que se trata
más que de un tema sobre la distribución de la
población en Colombia; mejor de un conflicto sobre el
acceso y participación real en la historia, en la vida
social moderna prometida en el resto del territorio "integrado".
Cuando se utiliza el término de "integrado" se hace
referencia al proceso por el cual y a pesar de la falta de
cobertura total, ha logrado que las zonas incluidas a
través de infraestructura física y cultural,
lleven una marcada delantera en la vida económica y social
de Colombia.

Del total de la población del Caquetá [309.666
habitantes], aproximadamente 136.180 son hombres y 130.913 son
mujeres [en el área urbana]. En el sector rural se hallan
133.112 habitantes. Estas personas han llegado, la
mayoría, procedentes de otros departamentos, por sus
propios medios a contribuir con el ensanchamiento del país
y a la construcción de riqueza nacional.

Los fenómenos de desplazamiento en la historia del
país desde el siglo XIX han desencadenado una constante de
movilidad en las estadísticas del Departamento. El
siguiente cuadro ilustra el número aproximado de
habitantes por municipio, y al mismo tiempo su dedicación
en cuanto al trabajo.

 

CUADRO 5: POBLACIÓN POR MUNICIPIO (1993)
Y UTILIZACIÓN PROMEDIO DE LOS PREDIOS EN EL CAQUETÁ
(1978-1983)

MUNICIPIO

TOTAL

POBLACIÓN.

AGRICULTURA

Área Utiz. En Ha.

GANADERÍA

Área en Ha.

TOTAL PROD.

Florencia

95.630

5.1

20.2

12.26

Albania

9.656

6.2

30.6

29.8

Belén de los Andaquíes

9.096

5.5

33.0

22.11

Cartagena del Chairá

21.556

3.8

30.1

21.31

Curillo

10.414

9.1

18.3

34.80

El Doncello

17.483

3.7

46.8

23.28

El Paujil

12.273

5.3

47.9

30.61

La Montañita

17.932

8.2

35.9

27.21

Milán

14.449

Morelia

3,822

Puerto Rico

26.360

6.8

33.3

26.65

San José de Fragua

11.340

.2

48.6

20.87

San Vicente del Caguán

30.712

16.5

83.3

54.46

Solano

8.134

Valparaíso

20.809

6.9

37.7

28.13

Total Dpto.

309.666

 

 

 

FUENTE: Censo Nacional DANE 1993, cruzado con la información de: Almario Rojas, Nelcy.
Generalidades del Caquetá y el sector agrícola.
Florencia 1987. Pp. 54

Del cuadro anterior se puede extractar que aunque ha tomado
mayor auge la ganadería, el renglón de la
agricultura es aún importante. Sin embargo, muchos colonos
y campesinos han abandonado sus oficios agrícolas
detrás del sueño de la ganadería. Los datos
de los cultivos bien pueden sumarse a los datos de
explotación agrícola. Otra cosa es que sea un
producto ilícito. Es un lugar común escuchar que a
la gente le resulta más fácil -y rentable-,
producir bienes que vienen a comprarlos a la zona, mientras la
comida se pierde por falta de vías, infraestructura y de
mejores precios. [60]

Hacia la vida agraria, el ideal de sembrar, recoger la
cosecha, respetar el ecosistema, vivir en un mundo que pareciera
se hubiera detenido, se puede reflejar en estos campesinos y
colonos que bien se pueden encontrar en otra etapa de
pérdida de sus raíces. Si bien es idílico y
difícil hallar en estos momentos al campesino bueno,
noble, el "modelo ideal" del campesino colombiano en este
Caquetá, también se debe tomar en cuenta que los
procesos de desarraigo, de constante violencia y
persecución física, económica,
política y moral sobre
ellos, ha hecho de estos hombres y mujeres seres introvertidos
ante el foráneo.

Otro punto que hace que la vida agraria del caqueteño
se conserve, es la constante vinculación con otras
culturas, que aunque agrarias, constantemente se evidencian en
aceptar algunas corrientes por encima de otras. Por ejemplo, y
dada la relativa mayoría de colonos y campesinos del Huila
y Tolima, es habitual que se celebren las festividades del San
Pedro en el mes de Junio, incluyendo el Reinado Nacional del
Bambuco y demás actividades propias de la región
del "Tolima Grande" [Huila y Tolima]. El sociólogo De la
Hoz se refiere al tema de la cultura en el Caquetá de la
siguiente forma:

"En el Caquetá predominan las relaciones sociales y
de producción sujetas a la posesión real o nominal
del recurso tierra. No existen, salvo muy contadas excepciones,
condiciones para el desarrollo de economía moderna, la
cual en parte se identifica con el desarrollo industrial.
Además, los desequilibrios en términos de ingresos y de las
necesidades básicas no satisfechas son notorios entre la
población urbana y la rural."[61]

Estos problemas que se hallan en la base de la
explicación de la vida cotidiana, se profundizan cuando es
el colono el que no solo invierte en su aventura diaria de la
subsistencia, sino que debe pagar "los platos rotos" por todo el
olvido histórico y social en que lo han sumergido. Las
sonrisas siguen saliendo de bocas cada vez más cariadas o
desdentadas, de rostros cadavéricos, con ropas sudorosas
que hacen sentir que aquí el que pierde es el que se
rinde. Continuemos leyendo a De la Hoz:

"…De esta manera, el colono pobre enfrenta al garete sus
propias necesidades, las cuales en su mayor parte no puede
satisfacer. También tiene que enfrentar la presión
de la dinámica de la expansión del
latifundio ganadero… las difíciles condiciones que
veladamente le imponen las relaciones implícitas en el
complejo sistema de producción y comercialización de la coca… Tiene que
enfrentar a una guerrilla absorta en su economía de
guerra… y aparte de esto debe enfrentar a una clase
política dirigente ineficiente local y regionalmente."
[62]

1.3. La frontera de
colonización tardía. Colonos y campesinos

"La región amazónica es, así, desde
el mismo periodo colonial, una auténtica zona de frontera
en cuyos límites tienen presencia algunas fundaciones
religiosas que procuran someter tribus indígenas raciales,
en principio, dado su grado de desarrollo
económico y social, al ordenamiento institucional que
se establece mediante formas de trabajo como la Encomienda y la
Mita. " [63]

Las diferentes etapas de colonización en el
Caquetá, tienen que ver con los cuatro momentos definidos
en el capítulo primero. En la zona del Bajo Caguán,
estos llegan hacia la década de los 60"s. Esta zona
está delimitada como una zona de reserva forestal, por lo
cual se supone que no se puede habitar. Sin embargo, existen
ocupaciones de facto que dan como resultado nuevas normas
consuetudinarias en estas zonas de colonización.

La vereda es aquí, como en otras zonas rurales de
Colombia la unidad básica de socialización y de
cohesión social en lo rural[64]Luego de la
llegada de los primeros pobladores, se inicia la etapa de
asentamiento y dominio sobre el territorio. En el caso de
Cartagena del Chairá, fue fundada en 1963, aunque hay
relatos de travesías y posibles asentamientos anteriores a
la señalada fecha.[65]

Dentro de las principales razones para su fundación se
cuentan sus recursos compuestos por las riquezas del entorno, el
refugio seguro para las
familias que huían de la violencia, y las ganas de
cultivar de muchas de sus gentes. Inicialmente se sembró
arroz, maíz, yuca
y plátano, según alguno de sus pobladores, todo
giraba en torno a la explotación de la misma familia en
el trabajo
agrícola.

Es preciso hacer un alto en el camino para intentar describir
cómo es un colono, y cómo es un campesino,
según los relatos de sus moradores:

"Pues yo diría que un campesino es una persona del
campo, que tiene una parcela, que la ha recibido en herencia o la ha
comprado, tiene unas vacas, unas gallinas, unos cerdos, una
escopeta, un perro, y un ánimo de trabajar, de organizar
la parcela, de surtirla, de cultivarla pues, y un colono es el
que llega con un hacha y un machete, porque yo llegué
así, se entra en la selva, a recorrer selva, con la
ambición de que en diez o veinte años, puede tener
una finca."

Para que no haya lugar a dudas o a suspicacias, nuestra fuente
aclara aún más este asunto:

…"Un campesino puede ser pobre, pero si ya llegó
cuando otro ha abierto caminos, ha traído semilla de otra
parte, es campesino pero ya no es colono. Por ejemplo, los que ya
entraron a comprar una parcela, que nunca llegaron a explorar la
selva, pues no son colonos, porque eso de explorar una
montaña es pesado, uno se agota. En cambio, el que entra a
una finca ya fundada, con algo que le ayude, ya puede explotar la
finca" [66]

Según lo anterior, todo aquel nuevo migrante que
pretenda llegar a donde no haya asentamiento anterior,
tendrá que adentrarse en la selva para seguir siendo
"pionero". Tanto es así que actualmente, según
algunos colonos, los colonizadores están llegando al
Amazonas mismo, y hasta a territorio brasileño. En algunas
narraciones, como las transcritas al final de este estudio, se
incluyen algunas reflexiones acerca de un cierto sentido de
"satisfacción y fascinación" ante los demás,
al momento de contar las experiencias; en estos momentos cada
entrevistado busca afanosamente cómo contar
anécdotas o experiencias cada vez más espeluznantes
que a veces se confunden entre lo novelesco y lo real.

A propósito de lo anterior, al describir cada una de
sus experiencias se necesitan no solo varios casetes, sino toda
la imaginación del caso para entender a estos hombres y
mujeres cargados de historias fascinantes. A este respecto, don
Ezequiel comenta:

"Cuando uno llega a estas zonas, lo primero que busca es
donde plantar su primer cambuchito, eso es facilito de hacerlo,
en la selva lo encuentra todo… Claro que es que en paz todo es
diferente. Por ejemplo, yo me acuerdo que cuando vinimos para
acá, no pensábamos en nada más diferente a
abrir una finquita, levantar unos bichitos pa" comer, y ver
crecer a los sutes. Usted me comprende… Así que con mi
mujer y mis tres
sutes pues nos ubicamos por aquí. Sembramos luego el arroz
con un pucho que me regalaron entrando al pueblo un amigo de la
tierra mía, luego sembramos la yuquita…"

[67]

Aunque no es motivo de este estudio, se puede entablar una
comparación con la llegada de colombianos a otras zonas
del país por la época de 1950-1960 – como en las
zonas de Urabá, Magdalena Medio, zonas del Pacífico
y el Catatumbo-. La última parte de la llegada a la zona
de estudio se ha visto nutrida por la ambición de la coca,
los dineros "fáciles", que data desde los 80´s hasta
el momento de esta investigación. Un colono que ha llegado
a la zona luego de esta época comenta:

"Yo me vine para acá aconsejado por unos amigos.
Ellos ya habían venido desde 1970. Me dijeron que
aquí se encontraba trabajo, plata por montones, buenas
oportunidades. Los Rodríguez apenas estaban arrancando.
Luego fue que se volvieron los grandes señores del
negocio… Por aquí se veía mucha gente de todo el
país negociando. Se podía llegar en avionetas, o
cuando no había tantos problemas, entrábamos por el
río, en unas canoas como lanchas con motores. Poco a
poco me amañé, monté un negocito… y cuando
llegaban las cosechas también salía a trabajar. No
solo estábamos los de Cali. Había gente de
Bogotá, de Medellín, de Pereira, y de otras
ciudades, es que para qué, pero aquí se
vivió muy bueno…" [68]

Este factor motivó entonces la llegada de esa
última etapa de la colonización tardía, la
de las ambiciones, la abundancia en manos de pocos, y la que ha
traído altos brotes de violencia. En el aparte anterior se
mostró cómo la vocación agrícola"
lícita" ciertamente ha ido decayendo. La preponderancia
ahora se ubica en sembrar lo que "es rentable", en este caso la
ganadería o la coca [cuadro 5]. En el siguiente aparte se
describe el impacto de la llegada de la coca, el cambio de
referentes hacia la explotación agrícola, y sus
inevitables consecuencias. Más que atender a las llamadas
amarillistas y sensacionalistas, los seres humanos que de ella
dependen son lo que cuenta.

Bien se puede realizar un cuadro explicativo de los
principales momentos que ha pasado esta zona en la
búsqueda de su inclusión en el mercado nacional,
conservando el contexto de las diferentes colonizaciones.
Tratándose de que esta monografía es un estudio
descriptivo, se incluyen en cada casilla los hechos más
relevantes que van a influir como sustrato o acicate al momento
de análisis. Se toma como base la descripción a
partir de uno de varios actores desencadenantes, una consiguiente
respuesta; y si se presenta una acción colectiva,
traducida en movilizaciones, protestas, se ubicará en la
columna de la derecha:

CUADRO 6: PRINCIPALES MOMENTOS
SOCIO-HISTÓRICOS EN EL POBLAMIENTO DEL CAQUETÁ.
SIGLOS XVI -XX.

 

SIGLO

HECHOS Y ACONTECIMIENTOS.

ACTOR (es) DESENCADENANTE(S)

RESPUESTA DE LOS POBLADORES: COLONOS,
CAMPESINOS E INDÍGENAS

ACCIONES COLECTIVAS Y MOVILIZACIONES

 

 

La Conquista

XVI-XVII

Jorge de Spira. Quien llega atraído por la
leyenda del Dorado, pues supuestamente se hallaba en el
"país de las Amazonas: Caquetá y territorios
vecinos".

 

También llega Hernán Pérez, quien
recorre los ríos Orteguaza y Caquetá.

 

 

En el siglo XVI, inicia la expedición hacia la
cordillera Oriental, el 24 de Marzo de 1590 se funda
Espíritu Santo del Caguán.

 

Reconocimiento cultural e inclusión en los mapas
de la dominación de La Colonia.

 

Los pueblos indígenas Andaquíes se rebelan
y prefieren el exterminio al sometimiento. En su honor es
bautizado el poblado de Belén de los
Andaquíes, al sur del actual Departamento

 

 

 

 

 

Guerras hacia los pueblos autóctonos, puesto que
se ha llegado a un territorio ya ocupado por sus
legítimos moradores.

 

 

 

XVII

Misiones religiosas 1635. Por el Valle de los
Ríos Fragua y Orteguaza. "Colonización por la
Iglesia".

Utilización de los pueblos indígenas a
través de la religiosidad para fundar nuevos
caceríos.

 

Se extingue la mayoría de las comunidades
autóctonas

 

Dominación religiosa. Intento de
apaciguamiento.

Desestabilización del orden social. Ruptura de la
cultura autóctona. Resistencia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

XIX

1800: llegan las Misiones Franciscanas. Se declara el
fracaso de la aventura de colonizar, evangelizar a estos
"pueblos salvajes".

 

Dejan trazadas algunas líneas de
penetración. Antesala de las carreteras.

El Estado republicano instituye la explotación de
Quina y su tributo.

Ley 2 de 1845, de ordenamiento territorial
caqueteño. Se habla por vez primera de los
"Territorios Nacionales"

 

 

1846 llegan los Jesuitas a "someter, evangelizar y
difundir" la cultura granadina por estas inhóspitas
tierras del sur. 1850; expulsan a los Jesuitas. Guerras
civiles

1874 se promueve oficialmente la colonización del
Caquetá: Ley 53. 20 de junio. Mercados mundiales

Se dejan las bases para los futuros procesos de
colonización y la llegada de los primeros colonos,
aventureros.

 

Realmente son pocas las poblaciones, el territorio
permanece marginado de la vida nacional.

Censo aproximado de 45.000 personas

 

 

 

 

Se conceden propiedades de 150 fanegadas, para los
colonizadores

Llegan más quineros y los primeros caucheros,
desplazando radicalmente a los pobladores
indígenas.

Explotación de maderas.

Extractivismo, depredación y
expoliación.

Declive de los pueblos indígenas. Ley de
resguardos indígenas. Se inicia la era
Republicana.

 

Algunos vienen a explotar la mano de obra de los
indígenas en las primeras plantaciones de Quina

 

 

 

 

 

Orígenes de la explotación
terrateniente.

Mano de obra esclava y cautiva.

 

Terror, desplazamiento y muerte
de los nativos.

 

 

 

 

 

 

 

Continúa…

 

 

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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